Reto 1: ¿Conoces si existe algún plan de localización de ODS en tu Administración?
Trabajo en el Instituto de Estadística de las Islas Baleares (IBESTAT) que es una entidad autónoma adscrita a la consejería de modelo económico, turismo y trabajo, encargada de coordinar la generación de datos oficiales correspondientes a la comunidad autónoma de las Islas Baleares, además de producir las que le encomienden los planes de estadística.
Estamos llevando a cabo un operación para la realización de Indicadores de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Islas Baleares, donde podemos visualizarlo en https://ibestat.edatos.io/ods/ en castellano y catalán. También, a nivel autonómico, están publicados los indicadores en https://www.caib.es/sites/agenda2030/es/agenda_2030
Para indicar las líneas estratégicas y las fortalezas del plan de actuación hay que indicar que la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2015 . Se trata de una compilación de 17 Objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y 169 metas de carácter integrado e indivisible que alcanzan las esferas económica, social y ambiental, e implica un compromiso común y universal, ya que los ODS constituyen un llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas de todo el mundo.
La formulación de la Agenda 2030 y los ODS se desarrolló a través de un proceso participativo, en que se otorgó a cada uno de los 17 ODS un título a partir de una temática concreta, cada uno con sus metas e indicadores, aportando un total de 169 metas y 232 indicadores.
La Agenda 2030 es una agenda universal, se aplica en el ámbito global y afecta por igual todos los países, sin distinción entre los mal llamados países desarrollados y subdesarrollados, del Norte y del Sur, y todos tienen los mismos objetivos, aunque las realidades sean diferentes en cada territorio. Se impone así un nuevo enfoque respecto a la anterior Declaración del milenio 2000, pensada para los mal llamados países «pobres», que tenían únicamente la responsabilidad de lograr objetivos basados en sus realidades.
Una agenda en que el enfoque local-global permite una visión del mundo donde las problemáticas afectan el conjunto de la humanidad, y no territorios concretos. Desde la tarea local podemos hacer frente a aspectos globales y trabajar para mejorar y cambiar las situaciones de injusticia e insostenibilidad. Y, por otro lado, una agenda en que la nueva narrativa sobre la pobreza incluye una visión multidisciplinaria, en que se analizan los factores estructurales y se cuestiona el modelo de producción y consumo, que se declara insostenible.
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